martes, 19 de enero de 2010

AGRESIÓN

Las palabras duelen a veces, las palabras mismas, sin que haya aparecido la característica, objeto, persona o acto que representan. A veces te pillan más sensible de lo habitual, y la consecuencia es que te sensibilizan a ellas.
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¿Por qué esta palabra tan dura? Vino sola. Sólo la palabra; pero es tan dura que la acción es intolerable.
Cómo no, éste es el momento en que nos acordamos de la "Violencia de Género" que, o bien se eufemiza mucho, o nos metemos en derroteros de soluciones sin futuro.
Pero no me gustaría que, por ello, dejásemos de ver las agresiones continuas que se suceden, que se suman a aquélla sin ningún reparo.

Aunque no somos seres buenos, nuestro alma busca sentir. Por ello, me pregunto, ¿qué ha desaparecido de nosotros para que no tengamos control y demos vida a esa deshumanización? ¿en qué engendros nos transformamos, voluntariamente, queriendo dañar a otro?

Aparecen arrastrándose por donde han desaparecido todos los sentimientos, todo el ser, la libertad, donde ha desaparecido todo lo humano (y no es una característica humana, es un desperdicio, un deshecho).

Porque otros son insensibles a nosotros, nos automaceramos hasta destruirnos por dentro y cuando lo hemos hecho, cuando nada con brillo puede existir en nosotros, comenzamos con el otro.
Escuchad lo desagradable de la palabra.

No dejemos de sentir cada segundo de nuestra vida, a veces hay que olvidarse de los demás; otras hay que buscar su ayuda.



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