miércoles, 31 de diciembre de 2008

Drink of this



No despiertes sin curiosidad.

No vivas sin ilusión, ni sin algo de riesgo.

No intentes hacer tu vida más compleja, sino más feliz.

No intentes olvidarte de lo realmente importante,
sabes que no funciona; no evites las cosas ni las dejes atrás.

No midas los pasos de nadie, aprende de los tuyos.

No creas que lo mejor es borrar tu pasado,
ni tampoco que todo el mundo lo conozca, pues todo el mundo tiene el suyo.

Toma conciencia de que vives entre personas.
Entre personas que te quieren, o no.
Entre personas que te cuidan, o no... pero de todas formas, entre personas.

Date cuenta de la maldad,
y no la tomes.
Déjala pasar.

Hay algo que tienes, que no tiene nadie.
Mejor dicho, hay algunas cosas que tienes y que nadie podrá alcanzar.
Dime qué ves, qué respiras, si todo el mundo se fijaría en ese detalle o en esa imagen tan bonita, tan increíble o tan normal.
Dime qué sientes,
¿podría alguien sentir exactamente lo mismo?
No.
Nadie podría acordarse de lo que tú, en cada momento; u olvidar lo que tú, porque ya queda viejo...


¿Pero qué haces leyendo?
No estudies cómo vivir,
tú vida es algo que NADIE tiene, digamos,
aprende a vivirla sol@.





"Sólo en el arte, y quizá también en la vida, la gente se niega a aceptar los resultados de la experiencia de aquellos que los ponen en guardia contra sus errores e ilusiones". K.S.



jueves, 13 de noviembre de 2008

En el momento exacto...


Sentir... cerca de mí tú aliento
y dar a conocer a mi cuerpo tu sabiduría.

Saber por dónde discurren los labios, sentir por dónde suenan los besos.
Darle
la vuelta a todo.
Reír.
Hablar, sobre todo, hablar.
Poder hablar.


Cumplirle al momento su esperanza.
Vivir cada segundo que es vivido.


Si pudiese decidir un destino, quisiera que fuese el mío.

lunes, 7 de julio de 2008

...no sabía si reír o llorar...



...pues tuve motivos para ambas opciones, y ambas se cumplieron.
Un día como otro cualquiera, conseguí ser feliz y darme contra la pared de la realidad. Nunca seremos felices, pero nos acercamos tanto...
Me sigo preguntando por qué dejamos que sea la envidia y el orgullo propio quien nos rija, quien mande por nosotros. Sí, todos tenemos sentimientos, susceptibles de ser traicionados o engañados pero, no sólo nosotros podemos ser engañados. A veces es triste desenvolver nuestra vida y encontrar tan precioso el envoltorio en comparación con el interior que acabes tratando a ésta como decepción.
A veces es muy triste, pero ahí tenemos aquella frase reconfortante que todos hemos utilizado alguna vez "no todo son malos momentos, acuérdate de los buenos", y cierto es que frase tan simple pueda definir algo tan grande como lo que llamamos "felicidad" o, al menos, le permita subsistir ante la hipocresía, cemento en nuestra sociedad.
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Hoy, ¿lo recordaré?,
seguramente.
Hoy todas mis hormonas adolescentes (que tantísimos años se han encontrado latentes) me han controlado, han elevado mis emociones a lo irascible, hoy he sido una trampa de ratón, hoy he saltado ante mi propia defensa gritando mi ser a los cuatro vientos y mi capacidad, escondida, de amar, de querer.
Soy odiosa, lo reconozco, pero sólo en el sentido de la parte que no se conoce de mí, la que se suele intuir; no es más difícil que entender mi odio a la suposición y a la conceptualización; no es más difícil que entender lo imposible que es comprender lo incomprensible, no es más difícil.
No es más difícil que escuchar, ni que querer.



Escribiré esta historia.
Pero hoy no, hoy es día para disfrutar de todo.

sábado, 21 de junio de 2008

... una casualidad lo convirtió en único.


Un día, sin querer, me dio por levantar la cabeza y mirarte a los ojos.
Ése día, no sé por qué, creí caerme muy dentro, de ti.
Tampoco sé por qué sentía algo, tampoco sé qué día fue aquél.
Pero aprendí a medir, a medir las distancias.
Aprendí a saber que en diez centímetros dejaría de ver esos malditos colores, que llegaban a mis ojos y hacían que rápidamente la sangre escalase a mis mejillas, pero la desaparición de tan tierna visión sería consolada en ... no puedo imaginar cuántos segundos.
Y los metros, cuando los metros contaban, no sabía decidir si eran difusas o acaso atentas tus miradas.
Tal vez sólo son tus ojos los mentirosos; o quizás mi alma enamorada; digo, y sólo pienso, que no esfuerzo en dejar de imaginarla.