sábado, 18 de abril de 2009

(...) ¡Bueno, la paz...! ¿Qué será de los ojos del queso cuando se lo hayan comido?


[Madre Coraje y sus hijos, Bertolt Brecht]

jueves, 2 de abril de 2009

...no quise aburrirles más.

"Estuve mucho tiempo preparándome para cambiar mi vida.
Era eso, cambiar mi vida... no era la primera propuesta que me hacía a mí mismo, ni mucho menos, pero, al igual que todas ellas vienen y van, no quería que ésta se fuese también, perdiéndose en el mundo de pequeños olvidos que, por años, lleva arrastrando mi mente.
No, no quiero lo mismo de siempre, la extraña sensación de que no me he movido del mismo sitio en veintitrés años, ¡veintitrés años!, quién lo diría, ¡maldita angustia! mi vida sigue pasando y mi mente no cambia, nada me llama verdaderamente la atención, la verdad.
El psicólogo siempre me dijo que debería profundizar en mí mismo; recordando su maldita cara de persona normal solucionándome la vida con una frase tan simple, me parto el culo.
Y no voy a contaros la historia de mi vida por el simple hecho de que son muchas noches de pensamientos inconclusos, agobiantes retenedores del sueño libre, que era mi única ilusión.
Soy a veces tan desertor, que mucha gente se olvidó de mí sin problema, fue una liberación para ellos, créanme. Pero en fin, no he aprendido nada, no he sabido confundirme, no he tenido la resuelta serenidad de exponerme a la posibilidad de mejorar mi vida, sin razón alguna.
Si me soltaseis volvería, como un pequeño animalito, a restablecer mi vida con las cenizas que sobran de las vidas de los demás o, lo que es peor, volvería a refugiarme en mi madriguera a esperar otro verano más. Una maldita inercia suicida me recuerda que llevo gastando mucho del saco, que lo halla utilizado o no, tengo que devolverlo de golpe.
La verdad es que todavía estoy esperando a que pase, siempre dicen que te encuentras lo mejor cuando menos te lo esperas y yo, que llevo años sin esperar nada, ya no me creo lo que "digan".
Por eso me voy de aquí. Realmente, no vuelvo a mi madriguera,
Me da igual de lo que esté acusado, me voy. Si tienen alguna orden de dispararme, no lo duden, al menos acabaría mi vida con algo de emoción.
Sin embargo, sé lo que van a hacer. Dejarme ir, como hacen siempre, suspiran con languidez en sus ojos, no siguen mi caminar hasta la puerta por una lástima con límite de jornada. Ustedes también me dan igual, pero creía que debía despedirme, después de ser los únicos que me han escuchado, o al menos han sabido algo de mí.
En fin, que decidí cambiar mi aburrida vida y yo creo que ya es hora de ponerse".